Convertirnos es el deseo de mejorar la vida propia que surge como un desborde del agradecimiento. Se nos ha dado tanto bien, gratuitamente, que vale la pena dejar que el BIEN ocupe el centro de nuestro corazón, y dedicarnos a sembrar el bien, a repartir el bien. No son, en general, grandes cosas. Es sonreir a cada persona, hacernos cercanos a los que sufren, ocuparnos un poco más de los demás y un poco menos de nosotros mismos, poner paz, reconciliarnos.
LA ACCIÓN DE GRACIAS Y LA CONVERSIÓN CAMINAN JUNTAS.
Vamos entonces, a dar también gratuitamente.
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